Consanguinidad

02.05.2011 07:22

Consanguinidad

 

 

En biología el término que designa la condición de individuos poseedores de una común dotación genética.

El cruzamiento entre consanguíneos ha permitido en ornicultura ( como en cualquier otro sector de la producción zootécnica ) la creación o el perfeccionamiento de muchísimas razas domésticas, lo que no obsta para que la unión consanguínea en líneas generales deba evitarse, dado que , posiblemente reproductores que posean una común dotación genética, puedan más fácilmente determinar el nacimiento de una prole enferma, como consecuencia del hecho de que está aumentada la posibilidad que ambos reproductores sean portadores de taras hereditarias latente, es decir, que genes con afección de carácter recesivo, se manifiestan precisamente gracias a la unión de dos portadores.

Insistir en acoplamientos consanguíneo debe ser, entonces practicado por el criador experto, que sepa adosarlo con capacidad, mientras el novicio debe evitarlo o limitarse a algún cruzamiento entre sujetos particularmente dotados.

No es necesario, sin embargo, aumentar las consecuencias negativas de tales cruzamientos.

Uniones entre consanguíneos en perfectas condiciones físicas no producirán en general verdaderos inconvenientes, siempre que se tenga la precaución de no insistir largamente en él, introduciendo con frecuencia sangre nueva en el criadero. En los acoplamientos entre parientes estrechos debe evitarse la unión entre hermanos enteros, mucho más aconsejable es el practicado entre padres e hijos o mejor aún, entre abuelos y nietos, siendo los hermanos más estrechamente consanguíneos de lo que puedan ser los padres e hijos.

 

 

Veamos cuales son los métodos de reproducción consanguínea

 

Los acoplamientos consanguíneos en línea estrecha deben basarse en cruzamientos en los que prevalezca en forma absoluta la sangre de uno de los reproductores, es decir, no pueden ser fruto de una exasperada e irracional insistencia en una sola dirección, debiendo procederse con método en base a los resultados obtenidos por la experiencia.

De macho (1) y hembra (2) seleccionados como jefes de progenie consanguínea se obtienen sujetos "media sangre" (3) de los cuales el criador debe elegir las mejores hembras para unirlas al padre y el mejor macho para acoplar con la madre. Se derivan dos grupos colaterales (4) y (5) en los cuales la prole tendrá dominancia de la sangre paterna o materna en la aproximación 3:1.

Llamamos la atención del lector sobre la prole indicada con en nº 3 o sea sobre los "media sangre": son los sujetos en los cuales la conformación genética está influenciada en igual medida por la sangre paterna como la materna. A esos sujetos es necesario recurrir durante las sucesivas uniones consanguíneas para quebrar la absoluta primacía de una de las dos líneas ascendentes.

De la generación de los "media sangre", es decir de la primera, hemos llegado a la generación en la cual están comprendidos sujetos poseyendo primacía de sangre materna (4) o paterna (5) en la proporción como se ha dicho de 3:1, vale decir ¾ de sangre del otro progenitor.

Para obtener la generación sucesiva, admitido que el estado de salud y el vigor de los alados lo consientan, es necesario unir un macho del grupo (4) con la abuela (2), y una hembra del grupo (5) con el abuelo (1), resultando sujetos con 7/8 de sangre materna y 1/8 de sangre paterna (6) y otros con inversa proporción sanguínea (7). Aquí surge nuevamente la oportunidad de obtener "medios sangre" uniendo una hembra del grupo (4) con un macho del grupo (5) o viceversa.

Los sujetos de los grupos (6) y (7) pueden ser acoplados ascendientes directos (4 y 5) y también con los "media sangre".

En el primer caso tiene origen individuos (grupos 10 y 11) poseedores de 13/16 sangre de uno de los progenitores y 3/16 sangre del otro, en el segundo caso la desproporción entre las calidades de sangre resultará atenuada y la prole será provista con 11/16 y 5/16 con preeminencia de uno y otro.

Hemos llegado así a la cuarta generación.

Con la próxima, es decir, con la quinta, empleando en la reproducción individuos de las diferentes sangres más marcadas obtendremos sujetos que presentan la misma relación de de sangre de aquellos de la segunda generación (grupos 14 y 15), mientras que haciendo uso de los "medio sangre" tendremos sujetos (grupos 12 y 13) en los cuales la proporción de los dos valores sanguíneos sería casi igual a aquella de los individuos de los grupos (8 y 9).

Llegados a este punto conviene truncar la operación "proliferación consanguínea" e introducir sangre fresca recurriendo a un sujeto apropiado de otra cepa, también éste genéticamente puro o sea generado por procedimiento consanguíneo de manera que tenga características homocigóticas, que se transmiten fielmente a la descendencia.

Si en lugar se introduce un reproductor heterocigoto, podrían ser anulados muchos años de esfuerzos selectivos a causa de la transmisión de características que el sujeto no presenta y de los que es portador.

La estrecha reproducción consanguínea que hemos ilustrado permite mantener íntegras las buenas características a la descendencia.

El acoplamiento consanguíneo, como hemos dicho, no es dañino con la condición que los sujetos sean perfectamente sanos y sobre todo, no presenten alguna tara hereditaria, cosa de la cual nunca tendremos la absoluta certeza dado que , individuos que se presentan robustos y en prefecta salud pueden esconder taras prontas a manifestarse en los acoplamientos consanguíneos.

El mejor sistema consistiría en introducir continuamente en el stock, sujetos de otras cepas. Pero se trata de un sistema muy difícil de seguir por las notables dificultades de encontrar en el mercado reproductores de verdadero valor, no sólo exterior sino también selectivo, vale decir, sujetos genéticamente puros, descendientes de ejemplares de igual valor que se hallen en grado de transmitir a la progenie sus cualidades.

Un buen medio a seguir para perfeccionar una cepa de buena raza es acoplamiento no estrecho o parcial. Con tal sistema se pueden introducir con relativa facilidad las características de un reproductor de valor.

Es necesario elegir un macho (de preferencia a una hembra por cuanto puede ser utilizado en varios acoplamientos) de características raciales lo más perfectas posible y acoplarlo en una misma temporada con varias hembras: naturalmente elegidas entre las mejores del propio criadero.

De la prole obtenida se eligen aquellos sujetos que presentan mayormente las características paternas y en la temporada siguiente se los acopla entre ellos. Todos los jóvenes seleccionados tienen el padre en común siendo distintas las madres.

Al formar las parejas es necesario tener en cuenta que los dos reproductores tengan en común solamente al padre, es decir, que sean hermanastros y no hermanos.

Con este sistema en el curso de tres o cuatro años de reproducción se podrá contar con una cepa en la cual se han anulado las características de un ejemplar de valor.

Naturalmente este acoplamiento consanguíneo parcial podrá ser de, tanto en tanto, integrado por una unión consanguínea estrecha y por la introducción de individuos provenientes de otras cepas en la cual se han aunado las características de u ejemplar de valor.

En conclusión, consideramos oportuno aclarar que el término "consanguinidad" no se refiere a identidad sanguínea entre los individuos, sino a la identidad de los elementos que se hallan en la base de la transmisión de características genéticas.

El uso impropio de varios términos que se refieren a la sangre deriva de la antigua creencia de que en el feto circulara sangre materna.

Actualmente sabemos que ningún animal hereda siquiera una gota de sangre de sus progenitores: solamente células germinales.

Por consiguiente, cuando empleamos términos como "introducir sangre", "media sangre", etc., usamos una terminología impropia, pero de uso corriente, a la cual es necesario atribuirle el valor de lo que hemos explicado.